Día de Todos los Santos

 
 

Dicen que en estos días es cuando las floristerías hacen su mayor número de ventas, superando, incluso, al Día de San Valentín. Y es que todos, creyentes o no, aprovechamos estas fechas para homenajear a nuestros muertos: limpiarles la tumba, llevarles flores, recordar con ellos  los momentos vividos juntos. Y algunos, también, rezamo


 
Esta fiesta cristiana tiene su origen en el siglo IV, durante la persecución de los cristianos por el emperador Diocleciano. En el siglo VI, el Papa Gregorio IV trasladó la fiesta al 1 de noviembre. Este día la iglesia católica celebra a todos los que han llegado al cielo santos y mártires. Curiosamente, el 1 de noviembre es el día que se visita a los seres queridos fallecidos, sin embargo, el Día de los Fieles Difuntos es el 2 de noviembre. Dicen que en estos días es cuando las floristerías hacen su mayor número de ventas, superando, incluso, al Día de San Valentín. Y es que todos, creyentes o no, aprovechamos estas fechas para homenajear a nuestros muertos: limpiarles la tumba, llevarles flores, recordar con ellos  los momentos vividos juntos. Y algunos, también, rezamos.

Pero ¿cuál es su origen?

El equinoccio de otoño supone el paso del verano al otoño, de la luz a la oscuridad. La naturaleza ofrece sus últimos frutos para después entrar en el letargo invernal. Desde tiempos inmemoriales se ha celebrado, en estas fechas, la evocación de los difuntos. Estos rituales de origen pagano, por ejemplo el «Samhain» celta, fueron cristianizados e incorporados a las celebraciones de la Iglesia. Este es el origen de las fiestas católicas del Día de Todos los Santos (1 de noviembre), Día de difuntos (2 de noviembre) y El Día de Muertos (en los días 1 y 2 de noviembre) celebrada en toda la América española, especialmente famosa la celebrada en Méjico. El Día de Muertos, además, tiene raíces prehispánicas, de más de 3000 años de antigüedad, que han incorporado a la celebración católica.

En muchas partes de España, se mantienen tradiciones funerarias en estas fechas hijas de las tradiciones celtas. El Samaín, voz que proviene del término gaélico «Samhain», no solo se celebra en Galicia, también en Soria bajo el nombre de Fiesta del Samaín, representan el tránsito del mundo de los vivos al de los muertos; además, son famosas sus Hogueras de las Ánimas. En Galicia, durante el Samaín era costumbre vaciar nabos (posteriormente calabazas) y ponerles dentro velas para iluminar a los muertos, algo que ha tenido continuidad en el actual Halloween, que llevaron los irlandeses a Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX. En Lugo, Ferrol, La Coruña, Cedeira y Ribadavia  existía la costumbre de las calabazas en el culto a la muerte. Hay que señalar que la usanza de secar las calabazas y encenderlas por dentro es a partir del siglo XVI con la llegada de esta hortaliza de América. Hasta entonces la costumbre era iluminar las calaveras de los muertos para ahuyentar los malos espíritus y ponerlas junto a los cruceiros de los caminos, por los que pasaría la Santa Compaña.

En Castilla hay muchos cuentos que recogen la tradición de que en estos días retornaban los muertos a sus antiguas moradas, para comer, para calentarse en su fuego, para acariciar a sus seres queridos o para vengarse de aquellos que no se portaron bien con ellos en vida. Recomiendo el libro Cuentos populares de Castilla y León.
En Alicante, como en otras partes de España, era costumbre poner velitas en las ventanas. Muchos de nosotros recordamos con cariño a nuestras abuelas rociando las paredes con agua bendita, encendiendo velitas que flotaban en aceite, mariposas. En fin, preparando el hogar para esos «otros» visitantes de la noche. 

Recordamos con cariño aquellos años en los que era costumbre representar en los teatros y en Televisión el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Yo procuro representar algún acto con mis alumnos por estas fechas y la experiencia siempre es muy gratificante. También, El monte de las ánimas de Bécquer y sentir cómo el silencio se va apoderando de la clase mientras leemos:

O leer el genial microcuento del libro Los muertos y las muertas de Ramón Gómez de la Serna: Aquella muerta:  

Y, después de ambientarnos con lecturas sugerentes, dediquemos un ratito a los placeres culinarios típicos de estas fechas: huesitos de santo, buñuelos de viento, empiñonados (panellets) castañas y boniatos asados…  

Una respuesta a “Día de Todos los Santos”

  1. Reblogueó esto en comolaluzentrelashojasy comentado:

    Los «otros» no entienden de confinamiento…

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